Y en esa piel, tantas veces acariciada,dulce piel que sabía a almíbar salvaje,
volcó ella, en su amarga soledad,
ácidas pinturas por lo que no fue.
Ignorando que siempre la libertad
caminaba junto a sus pasos,
intentó con nueva y opaca imagen
conquistar espacios que creyó vedados.
Se sumaron a esos nuevos tiempos
risas fáciles, promesas de eterna felicidad,
todo era distinto a lo vivido, si hasta el sol le parecía brillar mas.
Aunque la realidad, presente en toda vida
con esa mano poderosa que detiene y apaga
toda ilusión utópica, puso en su frenético e irreal camino su pared,
despiadada pared, que hace imposible todo avance.
Y ya, sin la fuerza que da el sincero amor,
deambula hoy junto a aquellas que también
cambiaron dulce y suave piel por tristes y patéticas imágenes,
buscando juventud que una vez fue...
Primavera 2007.





